viernes, 8 de mayo de 2009

De la investigación con animales

Recientemente, en buena parte gracias a este tipo de redes sociales, se ha creado en el mundo una gran conciencia sobre la ecología, los derechos humanos y, por supuesto, los derechos de los animales. En Internet he visto muchas campañas en favor de la defensa de los derechos de los animales, en favor de detener el abuso y la crueldad. Puedo suscribir mi más firme apoyo a éstas, pero hoy quiero reflexionar sobre el uso de otras especies para la investigación de nuevos medicamentos para los humanos.

Ayer que circulaba vi un automóvil que tenía en la defensa (parachoques) un calcomanía que decía algo así como "Detengan la investigación con animales". Leer este aviso me hizo pensar sobre el tema. Desde que los humanos bajamos de los árboles y nos metimos en las cuevas y posteriormente conquistamos las estepas y el resto del territorio de este planeta (incluso fuera de él) hemos tenido enfermedades, quizá incluso las heredamos de las especies de las cuales evolucionamos. Desde esos remotos tiempos nos preocupamos por nuestra salud y nuestras heridas. Hay muchas evidencias fósiles de heridas y enfermedades que fueron tratadas con lo que se tenía a la mano. De ahí pasamos a la herbolaria, la química empírica y muy recientemente a los medicamentos como los conocemos en la actualidad.

En la actualidad, la sociedad espera de un medicamento muchas más cosas de las que esperaba en el pasado, queremos (yo incluido) un medicamento que sea seguro (sin efectos adversos), eficaz (que prevenga o elimine la enfermedad) y que sea accesible (aunque esto depende de su precio y mi poder adquisitivo). En un mundo ideal no deberíamos necesitar animales para tener estos nuevos medicamentos, claro que idealmente tampoco habría delincuencia, malos gobiernos, corrupción y un largo etcétera, pero desafortunadamente no vivimos en un mundo ideal.

Si de un día para otro todos los centros de investigación en el mundo dejaran de utilizar animales para experimentación la consecuencia sería fácil de prever: no tendríamos nuevos medicamentos. Sí, así de sencillo, no más esperanza de ver la cura para el SIDA o el cáncer, no más esperanza de terapia génica. Diabéticos e hipertensos del mundo, bajen la guardia ya no habría esperanza de algo mejor.

No me parece que la solución sea dejar de experimentar en animales, al menos no en este momento en que la tecnología aún no nos permite tener un modelo artificial de experimentación que reproduzca fielmente todas las variables biológicas que intervienen en la complicada interacción entre un organismo vivo y una sustancia química externa que pretende tener un uso terapéutico.

Por otra parte, entiendo que el límite entre usar y abusar de otras especies a veces parece difuso, el único documento que nos ha llegad del cielo (los diez mandamientos) no tenía instrucciones precisas sobre éste y muchos otros temas, así que somos los seres humanos quienes hemos tenido que subsanar esa carencia creando códigos de ética, cartas de los derechos de tal o cual especie o sector social y más reglamentaciones para normar nuestros criterios sobre nuestra interacción entre nosotros mismos y con otras especies. El problema es que somos juez y parte. La evolución nos ha puesto en ventaja sobre las demás especies, nos hizo mucho más adaptables y un poco más inteligentes (descontando algunas obvias excepciones, pero esta no es una columna política), por lo que estamos en una posición de ventaja.

Mi reflexión sobre el tema (ya era hora, fue mucha introducción) es que más que dejar de usar animales, debemos de hacerlo con más dignidad, apreciando el enorme sacrificio de otras especies en favor de la nuestra, dándoles un trato digno y libre de sufrimiento, creando en paralelo la tecnología que un día nos permita acercarnos un paso más hacia el mundo ideal, ese en el cual lo humanos no abusamos de otros humanos ni de otras especies y, por supuesto, en el que no necesitamos experimentar con animales.

Dr. Gustavo Hernández Verde

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