miércoles, 17 de diciembre de 2014

¿A quién le beneficia la EMC?


A simple vista la respuesta parece muy obvia, a los médicos ¡Claro! Somos nosotros los directamente beneficiados de acortar la brecha entre lo que sabemos y lo que debemos de saber, de minimizar la posibilidad de pasar por alto un nuevo descubrimiento en cómo prevenir, diagnosticar, tratar o rehabilitar a un enfermo. Pero en un sentido más amplio el beneficio es mucho mayor pues los aproximadamente 200,000 médicos que ejercemos en el país tratamos directamente o influimos en el sistema de salud que afecta a los más de 100 millones de personas que vivimos en México.

El efecto multiplicador de la educación no es un secreto, en cualquier disciplina de la humanidad la educación tiene el mismo efecto. Si esto es así ¿Por qué no invertimos más en ello? Sin duda la respuesta no es sencilla, quizá hay otras prioridades (no me imagino cuáles puedan ser), quizá es cultural (espero que no), pero cualquiera que sea la sinrazón debemos cambiarla.

La educación médica lejos de terminar en las etapas puramente formativas, continúa toda la vida, en diferente magnitud y en diferente forma, pero no termina. Intentar estar al día en el campo específico en el que nos desenvolvemos es la meta a alcanzar. Lo hacemos en la práctica diaria, en las sesiones institucionales, en las revistas médicas, los cursos formales, tanto presenciales como virtuales y en muy variadas formas.

¿Por qué parece que ya no invertimos en EMC? En unos casos porque es cierto y en otros porque simplemente quienes solían invertir más en ello ahora lo hacen de una manera diferente y se nota. Tradicionalmente la Industria Farmacéutica ha invertido millones de dólares en patrocinar pláticas y cursos que los profesionales de la salud apreciamos por su alto contenido científico. Lo hacía patrocinando directamente a cada médico para asistir a determinado evento, pero esto ha cambiado, la sociedad ha visto esto como una especie de corrupción o compra de favores a cabio de esa EMC. Para evitar este juicio de la sociedad muchos laboratorios buscan que un tercero sin conflicto de interés organice o administre los recursos destinados a la EMC y éstos lleguen al médico libres de sesgos.


En esta etapa de transición, mientras nos adaptamos a esta nueva forma de convivencia  será muy importante que las instituciones dedicadas a la EMC entendamos las nuevas regulaciones, los código de ética como el de CETIFARMA y IFPMA, la legislación tanto local como de algunos países respecto a la transparencia y las medidas anticorrupción, ofreciendo así tanto a los patrocinadores como a los profesionales de la salud las mejores alternativas académicas en una forma ética, científica y de utilidad; finalmente ¡es por el bien de todos!

Autor: Dr. Gustavo Hernández Verde.

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